
Tiempo estimado de lectura: 9 minutos y 4 segundos
¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo que afecta la capacidad del cerebro para funcionar correctamente a lo largo de los años. La enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia, no es una consecuencia natural del proceso de envejecimiento.
El cerebro es el centro de todos los procesos cognitivos y el centro de control del sistema nervioso. En esta enfermedad, las células del cerebro se dañan y comienzan a morir. A medida que aumenta el número de células que mueren, el cerebro ya no puede realizar las funciones que solía realizar. Como resultado, el Alzheimer, que inicialmente se manifiesta como una confusión leve, puede progresar hasta el punto de que la persona no pueda reconocer ni siquiera a sus seres más cercanos.
Aunque el Alzheimer es una enfermedad crónica incurable, es posible tomar medidas para mejorar la calidad de vida del paciente si se reconoce en las primeras etapas y se realizan las intervenciones adecuadas.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Alzheimer?
No siempre es fácil reconocer los síntomas de la enfermedad de Alzheimer en una etapa temprana. Estos efectos suelen comenzar gradualmente. En estas primeras etapas, la confusión leve y los problemas de memoria pueden descartarse como problemas debidos al envejecimiento. Sin embargo, en etapas posteriores, los intensos efectos del Alzheimer en la vida diaria se hacen evidentes.
Los síntomas comunes de la enfermedad de Alzheimer pueden enumerarse de la siguiente manera:
- Dificultad para recordar temas recientes: Esto implica que el paciente olvide lo que ha aprendido recientemente y haga las mismas preguntas una y otra vez.
- Dificultad para planificar y hacer un seguimiento: Esto incluye dificultad para seguir instrucciones sencillas y realizar tareas que el paciente ha hecho fácilmente en el pasado.
- Dificultad para recordar la hora y el lugar: el paciente puede tener dificultad para recordar qué día y/o fecha es, dónde está y cómo llegó allí.
- Dificultad de comunicación: el paciente puede no ser capaz de encontrar las palabras correctas al hablar, puede tener dificultad para seguir conversaciones o puede tener conversaciones repetitivas.
- Pérdida de la colocación rutinaria: el paciente puede poner las cosas en lugares inusuales. Puede acusar a otros de robo porque no puede encontrar las cosas.
- Falta de juicio: el paciente puede regalar grandes sumas de dinero u objetos de valor o descuidar su higiene personal.
- Abandono de las actividades sociales: el paciente puede perder interés en sus aficiones, en el trabajo o en las actividades sociales debido a la dificultad para mantener el rumbo.
- Cambios de humor y de personalidad: el paciente puede volverse más suspicaz, deprimido, temeroso o ansioso.
Estos síntomas pueden ser muy preocupantes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la gravedad y el ritmo de progresión pueden variar de una persona a otra. Por lo tanto, si experimenta síntomas de la enfermedad de Alzheimer, es muy importante actuar lo más rápido posible y buscar apoyo médico para un diagnóstico temprano y un tratamiento correcto.
¿Cuáles son las causas de la enfermedad de Alzheimer?
Aunque existen algunos factores, grupos de riesgo y causas biológicas que pueden estar asociados con la enfermedad de Alzheimer, se desconoce la causa exacta de esta enfermedad. Los científicos creen que la herencia genética, los factores ambientales y el estilo de vida son algunos de los factores asociados con la enfermedad de Alzheimer.
Desde una perspectiva biológica, el Alzheimer está asociado a depósitos anormales de proteínas en el cerebro. Estos depósitos de proteínas pueden adoptar la forma de placas amiloides y ovillos de tau. En el primer caso, la acumulación se produce entre las células nerviosas e interfiere en la comunicación entre células, mientras que en el segundo, la acumulación se produce dentro de las células e interfiere en el transporte de energía e información. Esto conduce a la muerte de las células cerebrales, lo que da lugar a los síntomas relacionados con el Alzheimer.
El factor de riesgo más destacado asociado al Alzheimer es la edad. La probabilidad de padecer la enfermedad de Alzheimer es mayor a partir de los 65 años que antes de esa edad. Otros factores de riesgo son la predisposición genética, la hipertensión arterial y/o la diabetes, los antecedentes de traumatismo craneoencefálico, la falta de sueño, el sedentarismo y la mala alimentación.
¿Es hereditaria la enfermedad de Alzheimer?
No hay una respuesta afirmativa o negativa a esta pregunta. Al analizar los factores relacionados con la herencia, la enfermedad de Alzheimer debe dividirse en dos tipos: Alzheimer familiar de inicio temprano y Alzheimer de inicio tardío.
La enfermedad de Alzheimer de inicio temprano, que es muy hereditaria, suele aparecer en personas menores de 65 años. Está causada por ciertas mutaciones genéticas que se transmiten de padres a hijos, y si se hereda una de estas mutaciones, es casi seguro que la persona desarrollará la enfermedad de Alzheimer.
El Alzheimer de aparición tardía implica una combinación de factores genéticos y ambientales. Entre los genes que pueden causar este tipo de Alzheimer, el gen APOE-e4 ha sido objeto de una intensa investigación. Aunque este gen aumenta el riesgo de una persona de desarrollar Alzheimer, no significa necesariamente que la persona vaya a desarrollar Alzheimer. Del mismo modo, no se puede concluir que todas las personas con antecedentes familiares de Alzheimer vayan a desarrollar necesariamente Alzheimer. El estilo de vida y el estado general de salud también pueden influir en la aparición o no de la enfermedad. Por lo tanto, es posible decir que muchas personas con antecedentes familiares de la enfermedad de Alzheimer nunca desarrollan la enfermedad.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Alzheimer?
No existe una prueba o forma de examen única que se utilice para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Para asegurarse de que los síntomas que se cree que están relacionados con el Alzheimer no son causados por alguna otra afección, el proceso de diagnóstico a menudo puede implicar una combinación de muchas técnicas diferentes. Estas técnicas pueden dividirse en las tres siguientes: examen médico, pruebas y técnicas de imagen, y análisis de sangre.
El examen médico comienza con un examen exhaustivo de los síntomas del paciente y la escucha de su historial familiar y médico. El médico también puede realizar exámenes neurológicos para evaluar los reflejos y la coordinación del paciente.
Se realizan pruebas para determinar si hay un deterioro de las capacidades cognitivas como el pensamiento, la atención y la memoria, y en caso afirmativo, en qué medida. Los síntomas asociados con el Alzheimer pueden ser similares a los causados por tumores, accidentes cerebrovasculares o traumatismos craneales. Por lo tanto, las resonancias magnéticas y las tomografías computarizadas también pueden utilizarse en el proceso de diagnóstico para asegurarse de que el problema no se debe a estas causas. En algunos casos, también se pueden utilizar las tomografías por emisión de positrones para detectar depósitos anormales de amiloide o proteína tau en el cerebro.
Otro método que puede utilizarse para asegurarse de que los síntomas no son engañosos son los análisis de sangre. El médico ordenará ciertos análisis de sangre para asegurarse de que los síntomas no son causados por deficiencias vitamínicas o problemas relacionados con la tiroides.
Después de todas estas pruebas y exámenes, el médico puede hacer un diagnóstico preciso examinando en profundidad el estado del paciente. Tras el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer, el médico informará al paciente sobre lo que se puede hacer.
¿Se puede tratar la enfermedad de Alzheimer?
Actualmente, no existe ningún método de tratamiento ni medicamento que ponga fin a la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, es posible ralentizar la progresión de la enfermedad o controlar los síntomas de manera que se facilite la vida del paciente.
Actualmente, en el tratamiento del Alzheimer se utilizan fármacos como los inhibidores de la colinesterasa y la memantina. Estos fármacos están destinados a eliminar la falta de comunicación entre las células nerviosas que puede causar el Alzheimer. Aunque no ofrecen una cura definitiva para la enfermedad, pueden mejorar temporalmente los síntomas relacionados con la memoria y el pensamiento, especialmente cuando se utilizan en las primeras etapas.
Además de la medicación, los ajustes en el estilo de vida y los cuidados de apoyo también pueden ayudar a controlar los síntomas. En particular, las rutinas estructuradas, las actividades para mejorar la memoria, la actividad física, las actividades sociales y una dieta saludable pueden ayudar al paciente a gestionar las funciones diarias.
Por otro lado, se están llevando a cabo estudios sobre las placas amiloides, que se consideran una de las causas biológicas de la enfermedad de Alzheimer y están asociadas a la acumulación anormal de proteínas en el cerebro, así como investigaciones sobre métodos de tratamiento. Estos nuevos tratamientos, que se encuentran actualmente en fase de desarrollo, son prometedores para la eliminación de la enfermedad de Alzheimer como problema en el futuro.
¿Cuál es la diferencia entre el Alzheimer y la demencia?
Demencia es un término general utilizado para describir un deterioro de las capacidades cognitivas, como la memoria, el juicio y la comunicación, que interfiere en la vida diaria, mientras que la enfermedad de Alzheimer es la causa más común y conocida de demencia. En otras palabras, la demencia es un síndrome, no una enfermedad específica, y puede ser causada por una variedad de afecciones, como el Alzheimer, la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy y otras. El Alzheimer es una enfermedad cerebral específica que destruye gradualmente la memoria y las habilidades de pensamiento debido a la acumulación de proteínas anormales en el cerebro. Por lo tanto, aunque todas las personas con enfermedad de Alzheimer tienen demencia, no todas las personas con demencia tienen enfermedad de Alzheimer.